El auge del ecommerce, con el tirón de marcas como Amazon, ha traído consigo muchos cambios en el mercado, entre ellos el de un mayor uso de almacenes y naves industriales. Según la consultora inmobiliaria CBRE, en el 2018 se registró una contratación logística en torno a 1,9 millones de m2, lo que supone un incremento del 16% respecto al año anterior y el volumen de inversión alcanzó los 1.500 millones de euros.
«La contratación logística del ecommerce’ es muy alta en términos generales y esta tendencia va a aumentar. En España el comercio electrónico representa el 4% cuando en otros países supera el 12%. Hay margen para crecer y tendrá efecto en la logística», indica Alberto Larrazábal, director nacional de Industria y Logística de CBRE Research. Destaca dos tipos de nave: las grandes, «que están fuera de la ciudad y que rondan los 50.000 metros cuadrados», y las más pequeñas, «más próximas a la ciudad que se ocupa de la distribución de los paquetes».
Miquel Serracanta, director del Master en Supply Chain de EAE Business School, señala cinco factores que dan valor a las naves. En primer lugar, la localización y el acceso a vías de comunicación rápidas. «La última milla es la más cara y debe estar cerca del centro de la ciudad», señala. Después el número de muelles para carga y descarga, «que te permita ser simultáneo y no secuencial, es algo fundamental para ser más rápido». En tercer lugar, la nave en sí, «cuanto más diáfana mejor, y con formas cuadradas o rectangulares». El tamaño es otro de los factores a tener en cuenta, «ahora se buscan más pequeñas pero mejor conectadas». Y en quinto lugar la altura en metros, «en función del producto que debes descargar».