Según las previsiones de la ONU, en el 2030, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Con este elevado crecimiento, la demanda de energía en los edificios aumentará un 50% en 2060, y para garantizar la sostenibilidad medioambiental será preciso hacer unos cambios significativos, reduciendo las emisiones de CO2.
Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es necesario reducir la huella de carbono en el sector de la construcción, implementando nuevas medidas de eficiencia energética y climática, mejorando el aislamiento de cubiertas, fachadas y ventanas.
Para poder llegar al objetivo de reducción del 30%, los edificios deberían perfeccionar su eficiencia energética un 3% anual.
Algunas de las metas para lograrlo son:
- Aumentar la urbanización sostenible e inclusiva.
- Proteger el patrimonio cultural y natural del mundo.
- Disminuir el consumo energético de la iluminación y la climatización.
- Reducir el impacto ambiental negativo por persona, en las ciudades.
- Minimizar la utilización de recursos, la degradación y la contaminación, para lograr una mejor calidad de vida.
El sector de la construcción debe colaborar para optimizar el consumo energético y crear unas comunidades más sostenibles, afrontando el reto de mejorar la calidad de vida de las ciudades, sin perjudicar el medio ambiente, o minimizando su impacto.