La generación de residuos de construcción y demolición (RCD) son un problema de contaminación ambiental, representan más o menos un tercio del total de los residuos producidos en la Unión Europea.
Para generar una industria de la construcción más sostenible se han establecido unos procesos de reciclaje del hormigón.
Usar hormigón reciclado es una forma segura de reducir los vertederos de basura, y para conseguirlo se dispone de una tecnología asequible de trituración mecánica y luego se pasa por un tamiz Nº4 para separar partículas pequeñas y grandes.
Tiene unas propiedades de densidad y capacidad de compactación que lo hacen muy útil para distintas aplicaciones.
Con el reciclado se consigue sustituir la materia prima, reducir el impacto ambiental, disminuir la explotación de recursos naturales y un menor gasto de transporte, al ser tratado en el mismo sitio de construcción o demolición.
El material recuperado de sitios de demolición, dispone de elementos que se deben separar antes de crear hormigón nuevo:
- Mortero y productos derivados del hormigón.
- Piedra natural.
- Hormigón aireado no flotante.
- Material bituminoso.
- Vidrio o cristal.
- Metales, madera no flotante, plástico y caucho, entre otros.
En Duinsa tenemos claro que, para poder formar parte de la economía sostenible, la relación entre lo construido y el residuo se debe reducir y acercarse a la economía circular, utilizando materiales de manera responsable, poniendo especial atención al mantenimiento de los edificios y a su reciclaje cuando su ciclo haya terminado.